El Comunismo Libertario

 

Pedid trabajo, si no os lo dan, pedid pan, y si no os dan ni pan ni trabajo, coged el pan”
Emma Goldman
Cada descubrimiento, cada progreso, cada aumento de la riqueza humana es el resultado del trabajo intelectual y físico hecho en el pasado y el presente. Así que, ¿Por qué alguien puede tener derecho a la propiedad de la más pequeña parte de este enorme todo, y decir esto es mío, no tuyo?”
Piotr Kropotkin

¿Qué es lo que proclamaban aquellos hombres y mujeres que salieron a las calles en la noche de aquel 9 de diciembre? ¿Cuáles eran sus objetivos? El anarquismo entonces apuntaba al Comunismo libertario como la formula transformadora para cambiarlo todo. Un grito para una sociedad mejor ante la injusticia reinante.

comunismolibertario
Ilustración del almanaque «Tierra y Libertad» de 1933

No se trataba solamente de conquistar el pan, debía ser preciso conquistar todo lo que sería útil para una vida digna que merezca ser vivida. Si el capital enorme existente en manos de unos pocos, deviniera en propiedad y beneficio común, el bienestar sería fácil de conquistar. Pero para lograrlo como explicaría el gran geógrafo y pensador de la época, Élisée Reclus: “la recuperación de las posesiones humanas mediante la expropiación, solo puede ser realizada por el comunismo anárquico: es preciso destruir el gobierno y sus leyes, repudiar su moral e ignorar a sus agentes. Esto se llevará a cabo por los interesados mismos siguiendo su propia iniciativa, agrupándose según sus afinidades, intereses, su ideal y la naturaleza de los trabajos emprendidos.” Hombres y mujeres libres, “que no teniendo que sudar ya para los acaparadores y parásitos, podrán dedicarse a ocupaciones atrayentes libremente escogidas y proceder científicamente al cultivo del suelo y la producción industrial”. Trabajar dignamente en libertad para vivir y no vivir para trabajar. Tan vigente entonces como ahora. El Comunismo libertario dibuja así una sociedad donde lo producido se distribuye según la necesidad, siendo comunales tanto los medios de producción como los propios productos. Una sociedad sin dinero, sin gobernantes, donde las personas se auto-organizan y deciden en la Comuna todo aquello que les afecta en comunidad. No solo los aspectos económicos; sino la gestión de los problemas que afectan a la vida y convivencia. Cuestiones tales como la sanidad, el urbanismo, la vivienda, la enseñanza, la cultura…

El Comunismo Libertario es una de las corrientes fundamentales del anarquismo. Desde finales del siglo XIX comienza a tener influencia en las organizaciones revolucionarias de campesinxs y trabajadorxs. Establece el trabajo común, la cooperación, la llamada por Piotr Kropotkin, uno de los precursores fundamentales que dieron forma al ideario del comunismo libertario, Ayuda mutua, como ejes fundamentales en la creación social y considera esos factores como imprescindibles para el desarrollo del ser humano.

A lo largo de la historia, frente a la explotación y la opresión entre las personas, siempre ha habido otra tendencia que es la cooperación y la búsqueda del bien común. Las personas partidarias del Comunismo libertario abogaban por una sociedad de iguales, libremente adheridos, en la que la propiedad comunitaria fuera el eje, rechazando así conceptos como el salario o el dinero. Establecían entonces, la dificultad de establecer el valor económico del esfuerzo humano y por tanto rechazaban el concepto del valor-trabajo. La comunidad es la responsable de que las personas dispongan de los bienes necesarios para su bienestar. Se prioriza el valor de uso para los individuos y la propiedad para la comunidad. Hay un equilibrio entre individuo y comunidad basado en el compromiso.

Mujeres de la Colectividad general de Amposta, Tarragona (1937)

Durante el siglo XX hay numerosos ejemplos de proyectos de carácter comunista libertario en el mundo. Encontramos experiencias comunitarias en México a principios del siglo, asociadas a los hermanos Magón o en los primeros años de la Unión Soviética como las desarrolladas en Ucrania por los seguidores de Nestor Makhno. Más tarde en el Estado Español,  impulsadas en muchos casos por la la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), vemos proyectos comunistas libertarios en las insurrecciones asturianas o en Andalucía, antes de la Guerra Civil y posteriormente durante ésta. Incluso hoy día su discurso sigue vigente en  muchos proyectos, como por ejemplo la Revolución kurda en Rojava.

Finalidad de la C.N.T. : el comunismo libertario de Isaac Puente. Publicación de 1933

Apenas un año y medio antes de la insurrección en la que nos estamos centrando, la revista valenciana “Estudios” en su número 103 publicaba el artículo “El Comunismo libertario”, el texto lo firmaba Isaac Puente Amestoy, una de las figuras más importantes del anarquismo vasco, y sin duda, uno de los inspiradores fundamentales del accionar anarquista de aquellos años en el estado español. Nacido el 3 de junio de 1896 en Las Carreras, municipio de Abanto-Zierbena, en Bizkaia, Puente combino su actividad profesional de médico rural durante años en Maeztu (Araba), con su activismo divulgador, que le llevaría a escribir cientos de artículos en la prensa de la época y a publicar decenas de folletos. En esta ocasión Puente abordaba en su artículo concepciones ya conocidas, que se conocen desde la publicación de “La nueva utopía” (1889) de Ricardo Mella o “Campos fábricas y talleres” (1899) de Piotr Kropotkin.

El médico vasco afirmaba que la militancia libertaría estaba capacitada para construir esta sociedad libertaria y que el pueblo lo estaba, igualmente para asimilarla, pues solo se le exige que cumpla con su trabajo; añade además un boceto de la organización social requerida. En otros artículos posteriores se reafirma con diferentes estudios, que la producción agraria e industrial del momento es suficiente para autoabastecerse con el intercambio de productos. De la suma de estos artículos surge la versión definitiva de “El Comunismo libertario” su más conocido e influyente trabajo.

El anarcosindicalismo de la CNT y la FAI de aquellos años hizo suya esta idea como formulación y propuesta de hoja de ruta de la nueva sociedad que debía nacer. El fundamental “La conquista del Pan” (1892) de Piotr Kropotkin o el folleto de Isaac Puente, publicados en decenas de miles de ejemplares, eran lecturas obligadas de los trabajadores y trabajadoras más conscientes de la época. El 9 de diciembre de 1933 el vocero “CNT” proclama a los cuatro vientos: “Vamos a la realización del Comunismo Libertario. Todo trabajador revolucionario debe sumarse a la revolución armada”.

Isaac Puente, consciente de la degeneración del capitalismo, desde su militancia anarquista, proponía su extirpación mediante la revuelta social, siendo encarcelado en numerosas ocasiones. Su popularidad creciente inicial se basó en las aportaciones que realizó como divulgador de cuestiones sobre prevención sanitaria e información sexual, todas ellas con un nítido tono de cambio social por su casi constante tendencia a extraer consecuencias sociales y a buscar conclusiones y razonamientos a las desigualdades reinantes en cada argumento expuesto. Fue un pionero del naturismo que se oponía al concepto de medicalización de la vida, y que prefería la prevención frente al uso de fármacos pero también por ejemplo, fue un precursor y defensor del aborto terapéutico y estableció una consulta gratuita para los y las trabajadoras desde su casa.

Puente formo parte, por la FAI, del Comité Revolucionario, junto con otros importantes anarcosindicalistas, que prepararía la insurrección de diciembre de 1933. Tras el fracaso de aquellos sucesos, fue detenido en Zaragoza y encarcelado hasta mayo de 1934. En los juicios celebrados en Logroño aquel año contra los sublevados en La Rioja en diciembre de 1933 se apuntó, en más de una ocasión, a que la organización de la insurrección había partido de la localidad de Maeztu.

Personaje de gran influencia en el sociedad de su tiempo y clave en los círculos anarquistas y médicos, fue fusilado el 1 de septiembre de 1936, al inicio de la Guerra Civil española, cerca de Pancorbo (Burgos) y su cuerpo sigue tirado en alguna fosa común próxima a esa localidad. Los intentos de la familia por encontrar su rastro han sido infructuosos. Dio nombre al batallón Isaac Puente, formado en septiembre de 1936, siendo el batallón nº 3 de la CNT y nº 11 del Euzko Gudarostea.